Recientemente, el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) ha publicado la guía “Edificios y salud. Siete llaves para un edificio saludable”, en la que se abordan, desde el punto de vista técnico, las áreas centrales que pueden afectar a la salud de los usuarios de los edificios, donde pasamos hasta un 80% de nuestro tiempo.
Resulta curioso comprobar cómo el confort térmico es uno de los aspectos que los autores, expertos Arquitectos Técnicos, resaltan como clave para garantizar la salud de un edificio. Este bienestar térmico forma junto a la calidad del aire, los materiales saludables, la protección frente al ruido, la iluminación, la accesibilidad y la calidad del agua los 7 criterios principales que hay que revisar para evitar edificios insalubres.
En la presentación de la guía, uno de los autores explicaba que desde los materiales o productos saludables, hasta las instalaciones tanto comunes como privativas para asegurar una climatización adaptada, una adecuada calidad del aire o su accesibilidad influyen de forma importante en nuestra salud.
Y es precisamente sobre estas instalaciones que aseguran una buena climatización y un confort térmico personalizado donde ista tiene su principal campo de acción.
Los repartidores de costes de calefacción son dispositivos que miden el consumo individual de cada radiador en comunidades de vecinos con instalaciones de calefacción central. Con éstos y las válvulas termostáticas cada vecino puede conocer el consumo de cada uno de sus radiadores y climatizar su hogar como desee según su percepción del confort térmico. Además, la contabilización individual de calefacción en edificios con calefacción centralizada es una de las iniciativas más rentables para asegurar el bienestar térmico. Se consigue un gran potencial de ahorro con una escasa inversión.
No hablamos ya de casos extremos de pobreza energética que requieren una actuación decidida y urgente por parte de las administraciones. Hablamos de que cada usuario de una vivienda pueda elegir si quiere tener la calefacción encendida o no y pagar por ello en consecuencia.
A los reiterados argumentos sobre eficiencia energética y respeto medioambiental que justifican la aprobación urgente del Real Decreto por el que se regula la contabilización de consumos individuales de calefacción hoy sumamos una razón más: la salud de los habitantes de nuestros edificios.
El bienestar térmico, es junto al resto de “llaves saludables” fundamental para evitar el Síndrome del Edificio Enfermo que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya afecta a los ocupantes del 30% de los edificios modernos